Relatividad

Todo es relativo, absolutamente todo. Uno es pobre si se compara con un rico porque si lo hace con alguien con menos dinero… es rico. Nos sentimos desgraciados  hasta que encontramos a alguien en una situación peor, sólo ver a alguien peor nos hace estar mejor así de miserables somos.

Pero no es esa la cuestión, la cuestión que lo relativiza todo es la salud. Mientras estamos sanos lo importante es cualquier otra cosa pero en el momento en que nos falla ese pilar…. todo pasa a un segundo plano, se relativiza. Y no es necesario que nos pase necesariamente en primera persona, con que le suceda algo a alguien cercano es suficiente como para que nos replanteemos nuestras prioridades.

Esas vacaciones tan necesarias e imprescindibles pasan a un segundo, tercer o vigésimo plano. Ese cambio de coche, el último modelo de iPhone o tablet… Todo, absolutamente todo pasa a ser accesorio. Recuerdo hace mucho tiempo, cuando me rompí los ligamentos del tobillo y mi único pensamiento era para mis nuevas Jordan que no podría estrenar en unos meses, el médico se acercó a mi madre y le dijo, «esté tranquila que está muy bien si no lo estuviera se quejaría y se miraría la pierna y no las zapatillas». En aquel momento aquello me resbaló aquel comentario, al menos no me afectó demasiado y pensé que qué sabría él, años después lo pienso y me doy cuenta de lo idiota que era con algo menos de veinte años.

Y después de pasar por alguna que otra mala experiencia con gente muy cercana, veo que ya puedes tener dinero, que ya puedes tener gente cerca, que si no tienes salud vas jodido compañero.

Pero bueno… que esto iba de relatividad y ahora mismo la relatividad más grande la marcan las pequeñas de la casa. Algo tan cotidiano, tan habitual que somos incapaces de dar importancia se convirtió en un auténtico quebradero de cabeza los tres primeros meses de vida de uno de mis soletes…. Cagar!!! Ya ves, algo que es tan normal que no le prestamos atención salvo el momento de limpiar y adecentar la zona de salida y se convierte en un auténtico quebradero de cabeza en cuanto se pierde la rutina diaria. Día tras día controlando, viendo las molestias y haciendo de eso tanta prioridad casi como el dormir. Ahora que todo está normalizado ya ha vuelto a hacer efecto la relatividad y eso es un tema que ni se menciona.

En fin, que me he rallado un poco pero es lo que tiene escribir a saltos conforme se van presentando las ocasiones.