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It’s my style

26 Feb

A finales de los 80 y principios de los 90, el showtime iba acabando sus días de gloria a base de títulos y de construir una dinastía que enamoró (y sigue enamorando) a los aficionados al basket. Por contra aparecía un nuevo estilo de juego, menos bonito pero igualmente espectacular, y sus primeros exponentes fueron los “Bad Boys”, los Detroit Pistons de Chuck Daily con Isiah Thomas, Joe Dumars, Dennis Rodman, Ricky Mahorn, Billy Laimbeer y un banquillo que haría palidecer a muchos equipos actuales.

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Se acabó el anotar como máquinas, el correr persiguiendo a esos aleros que volaban por las bandas esperando un balón para anotar una bandeja o hundir el balón con un tremendo mate. Presión al primer pasador, carga sobre el rebote ofensivo para evitar la salida rápida y una vez detenida la transición rápida… mucha cera en el juego estático y la instauración del desquicio colectivo como método extra de defensa.

HackAShaqPero estos sólo fueron los pioneros, a ellos les siguieron muchos otros que el gran Andrés Montes etiquetó como “Estopa Mix”. Los Knicks de Pat Riley casi ganan un anillo (ay si llega a entrar el triple de John Starks), con un juego interior en el que destacaba la calidad de Pat Ewing y la contundencia de Charles Oakley y Anthony Mason. La llegada de Shaquille O’Neal y su incapacidad para anotar tiros libres creó el “Hack-A-Shaq” (golpear a Shaquille), una táctica que consistía en colgarse del gigantón y hacerle faltas para que fallase los tiros libres… y la lista podría ser eterna.

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El año pasado, el espíritu de los más duros volvió a las pistas reencarnado en un equipo viejuno que hizo de defender a muerte su lema y en dejar a los rivales en anotaciones bajísimas una constante. Ese equipo continúa una año más y además este año lo hace ganando y dando espectáculo en ataque.

Y sí, no lo puedo evitar. Llevo sin pisar una cancha de basket desde el último partido de la temporada 2011-2012. Sin entrenar (a nada) desde el día que mis pequeñas llegaron a este mundo. Y sin embargo estoy al día de absolutamente todo lo que se cuece en ese cajón desastre que son los Pancers y preparando el regreso para el año que viene. Sigo los partidos por whatsapp, comento lo que va sucediendo y voy fijando objetivos en septiembre.

Mis tiempos de showtime quedan tan atrás que casi son en blanco y negro, ahora toca emplearse a fondo para parar a cualquier rival.

Being a Bad Boy

Season starting

21 Sep

El proyecto que empezó a finales de julio, ha ido tomando forma. Esa idea pequeña que empezó en la mente de un excompañero de trabajo aumentaba de forma exponencial. El efecto viral de las redes sociales surtía efecto y hacía girar poco a poco la bola de nieve, pequeña al principio, casi sin fuerza y ganando unidades y velocidad con el paso de los días. A la primera reunión seis personas, al primer entrenamiento 8 y en el segundo 10. Todo ello aderezado con múltiples mensajes vía Facebook, SMS, llamadas y visitas al trabajo de algún candidato.

Un contacto casual nos  llevó a reunirnos con el presidente de un club de baloncesto cercano para que nos integráramos dentro de la disciplina del club. Una oferta inmejorable para contar con el soporte de una entidad con un montón de años de historia y el respaldo de un ayuntamiento y un sponsor para sufragar ciertos gastos.

El grueso del trabajo estaba hecho y comenzaban los flecos. Dorsales, posiciones, roles… y por supuesto faltaban los entrenamientos.

Con una media de edad de treinta y cinco años y muchos años retirados de una pista de basket, el sufrimiento estaba asegurado. Y los primeros entrenamientos no fueron tan malos como cabía esperar, muy buena voluntad y mucho oficio suplían a un físico que brillaba por su ausencia pero el trabajo se amontonaba.

Así que el objetivo es quitarse los kilos de más, desoxidar las articulaciones y volver a jugar en conjunto.

Seguiremos informando de los progresos de esta panda de locos del basket en la que me incluyo.

39 más un proyecto

9 Ago

El 30 de julio estaba cargando mi coche para irme de vacaciones con la familia cuando de pronto suena  mi móvil. No es muy normal que me suene el móvil un sábado por la mañana y al ver quien es, me sorprendo aún más. Un excompañero de trabajo con el que hacía un montón que no hablaba. Como mi mente está un poco alterada últimamente, y el trabajo tenía sus riesgos, lo primero que pienso es que ha pasado algo y que me avisan por alguna desgracia.

Al descolgar, mi truculenta predicción se va a paseo afortunadamente. Su voz suena a todo menos a mensaje negativo. Y tras una breve conversación, mi amigo entra en materia.

«Verás, Alex, es que he pensado en montar un equipete de basket en la liga AUPA…»

«#!#!! Tío, pero cómo se te ha ocurrido esto?»

«Nada, que he estado mirando y me apetecía hacer algo y he pensado en tí.»

«Ufffff, me  pillas ahora saliendo de viaje. Me lo pienso estos  días y te digo algo.»

«Ok, tenemos de plazo hasta primeros de agosto.»

Y después de despedirnos, colgué en un estado que Kung-Fu Panda definiría como alucinancia.

Los días de vacaciones el tema fue apartado de mi mente pero a la vuelta, un mensaje lo devolvió a mi realidad. Estoy yo en forma para jugar una temporada? Me acabaré de lesionar? Pero a cada pregunta la respuesta no acababa de descartar el retorno. En un rato de cábalas y con una hoja delante, en la que apunté los pros y contras, la decisión estaba tomada. Esta temporada jugaría.

Así que encaro mis recién estrenados 39 con un proyecto que me ha llenado de ilusión. Esperemos que las lesiones se porten bien y pueda ir contando las andanzas de esta vuelta a las canchas.