Joder, joder, joder…. miro el reloj de nuevo. Joder, joder, joder, parezco el protagonista de «Cuatro bodas y un funeral» cuando llega tarde a la primera de las bodas. No, no me he dormido es que al final me ha costado más de la cuenta dejar a las pequeñas durmiendo antes de salir. Es igual, el pabellón está cerca y en quince minutos como mucho estoy allí.
Al fin llegaba el partido contra los líderes, los que nos ganaron (justamente) la final de copa. Momento de dar un golpe en la mesa y demostrar que, una vez asegurado el subcampeonato, el título aún no estaba decidido. Nos visitaban los Taurons, líderes invictos en liga y copa y los únicos capaces de pararnos esta temporada (la otra derrota fue un cúmulo de desgracias ya vengadas).
El partido está acabando su primer cuarto y vamos bajo en el marcador por tan solo un punto. El segundo cuarto es malo y aporta poco al partido, al descanso tres bajo y la sensación que a poco que juguemos a nuestro nivel el partido es nuestro.
Pasa el descanso y el tercer cuarto es un calco del segundo, poco baloncesto y mucha tensión para acabar tres abajo.
Cuarto final y todo por decidir. Tras unos primeros minutos que no auguran nada bueno se abre la caja de los truenos. Ocho bajo en el marcador y nuestro base suelta un latigazo desde el triple, una buena defensa y es nuestro cuatro el que anota un nuevo triple. La moral se recupera y quedan dos minutos para soñar. Para soñar y seguir bregando contra un rival que vende muy cara su derrota. El tanteo se queda inamovible.
24 segundos y posesión para nosotros, todo parece de cara para una victoria muy trabajada. Pero a 8 segundos del final nos jugamos un tiro estúpido extraño que fallamos y le da la vuelta a la situación, toca morir defendiendo y no hacer falta. La suerte está de nuestro lado, ellos atacan de la peor manera posible y nos vamos a una prórroga que veíamos perdida.
Cinco minutos más de sufrimiento y de nervios en los que se combinan un par de acciones brillantes con otros errores y precipitaciones que lo dejan todo igual que cuando empezó. Cinco minutos en los que el equipo rival se queda bajo mínimos al perder a uno de sus jugadores por personales y nosotros lo compensamos con la expulsión por personales del todoterreno del equipo y posterior técnica al banquillo cuando le dio una patada a una botella que cruzó medio campo.
Inicio de la segunda prórroga y al fin mostramos los nervios más templados y la cabeza algo más fría, se evitan las pérdidas (incontables) y se les hace trabajar de lo lindo en defensa ahora que tienen a un hombre menos. Poco a poco se abre una pequeña brecha en el marcador que ellos evitan que sea mayor a base de cojones coraje. En esos momentos el crono juega en nuestra contra y también contra nuestros nervios. Tras un rosario de faltas y tiros libres se oyó el pitido que confirmaba que sí que podemos ganar a este equipo y que soñar con el título de la regular está a una sola victoria.
La alegría se pintaba en la cara de todos, aunque los nervios se seguían haciendo notar. Mi ronquera continúa después de la sesión de gritos de ánimo e instrucciones.
Go Pancers!!